A principio de los 70 fuimos varios colegas del “Gelera” a hacer una cavidad del “Plà d’Ardenya”. En esa época nadie tenía coche y cogimos el autobús de la “Granja Petit Canigó” con destino a “Begues”. Desde allí nos fuimos andando hacia nuestro lugar de destino.
Era la época del electron y todos llevábamos uno en la parte superior de la mochila, la noche era inestable (meteorológicamente hablando) y nuestra juventud y nuestra inexperiencia nos jugó una mala pasada.
En un momento determinado cayo muy cerca un rayo y nos miramos todos bajo su blanca luz y nos vimos cual estatuas de sal con una expresión de horror en nuestros rostros. Lo bueno es que todos y sin mediar palabra, pensamos lo mismo a la vez. “Electron metálico en la mochila, llevo un pararrayos encima” .
Todos al mismo tiempo tiramos la mochila en el mismo sitio en que estábamos y cual posesos salimos corriendo hacia la caseta que había en el “Pla d’Ardenya”.
Lo bueno es que mientas corríamos nadie cayó en la cuenta de que al correr dejábamos una estela de aire que atraía a los rayos. Nos refugiamos en la caseta, callados, mudos y cuando paso la tormenta tuvimos que deshacer el camino hasta volver a encontrar el lugar donde habíamos salido en desbandada y recuperamos las mochilas.
Yo personalmente tengo un trauma con los rayos desde que de pequeño y en el terrado de mi casa vi caer uno en un pararrayos que había en el inmueble de al lado. Aun recuerdo, el sofocante calor que desprendió dicho rayo. También una vez y bajando de la “Pica d’Estats” lo pasé fatal viéndolos caer a derecha e izquierda.
Era la época del electron y todos llevábamos uno en la parte superior de la mochila, la noche era inestable (meteorológicamente hablando) y nuestra juventud y nuestra inexperiencia nos jugó una mala pasada.
En un momento determinado cayo muy cerca un rayo y nos miramos todos bajo su blanca luz y nos vimos cual estatuas de sal con una expresión de horror en nuestros rostros. Lo bueno es que todos y sin mediar palabra, pensamos lo mismo a la vez. “Electron metálico en la mochila, llevo un pararrayos encima” .
Todos al mismo tiempo tiramos la mochila en el mismo sitio en que estábamos y cual posesos salimos corriendo hacia la caseta que había en el “Pla d’Ardenya”.
Lo bueno es que mientas corríamos nadie cayó en la cuenta de que al correr dejábamos una estela de aire que atraía a los rayos. Nos refugiamos en la caseta, callados, mudos y cuando paso la tormenta tuvimos que deshacer el camino hasta volver a encontrar el lugar donde habíamos salido en desbandada y recuperamos las mochilas.
Yo personalmente tengo un trauma con los rayos desde que de pequeño y en el terrado de mi casa vi caer uno en un pararrayos que había en el inmueble de al lado. Aun recuerdo, el sofocante calor que desprendió dicho rayo. También una vez y bajando de la “Pica d’Estats” lo pasé fatal viéndolos caer a derecha e izquierda.
1 comentario:
Vaya montaje, tu si que sabes de Photoshop.
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